lunes, 26 de enero de 2015

UN DIA INOLVIDABLE

 
El verano pasado, como todos, disfrute de las vacaciones en mi lugar preferido de las Rías Bajas gallegas, acompañado de toda la familia. La gastronomía, la temperatura del mes de agosto, así como la playa me invitan a trasladarme a ese rincón.
 
Puse fin a mi estancia estival con broche de oro, el día seis de septiembre, en mi aldea natal.
 
Allí celebre una reunión con parte de la familia Fernández Seara representada por los patriarcas Pepe y Pili a los cuales acompañaron sus hijos Belma y Manolo y su nieto Miguel que fue exprofeso desde Madrid, el resto de la familia no pudo asistir.
 
La reunión tenía dos fines: que vieran la exposición  da Casa das Rodas, propiedad del famoso escultor y antropólogo Florencio de Arboiro y posteriormente celebrar una comida.
 
La visita al Museo fue impresionante; allí pudimos contemplar la mejor exposición de ruedas de afilar del mundo así como la colec ción de herramientas del polifacético e inimitable Nicanor, abuelo de Florencio. Guiados por el escultor e informados de todos los detalles de la exposición, pudimos comprobar la ingente labor de este hombre, que se hizo llamar Arboiro, por el amor y cariño a su aldea. En aquel Museo quedan para siempre representadas, por las ruedas de afilar, las ilusiones, las alegrías y las penurias pasadas por los afiladores que recorrían el mundo en busca de algo mejor.
 
La comida se celebró en mi casa natal y lógicamente también asistió mi gran amigo Florencio y su mujer, a los que consideramos familia. Fue un homenaje a la concordia y al cariño familiar; hablamos distendidamente de política, de economía y de asuntos sociales, con un denominador común, la coincidencia de todos los comensales en las exposiciones de cada uno. Yo sentí una gran satisfacción , difícil de expresar, al verme acompañado de mi familia más entrañable y fundamentalmente de mi primo Pepe, sobrino por el que mi padre sentía veneración y al cual yo también adoro.
 
Recordamos a nuestros antepasados y hablamos de nuestros orígenes: cuanto darían mi padre, mi tío Gabino, mi tía Dolores (madre de Pepe) y mi tía Juanita, encontrarse en la casa en donde nacieron, con sus hijos y sobrinos. !la vida!.
 
El patriarca Pepe, que llevó el peso de todas las conversaciones, con su brillante y amueblada cabeza, nos deleitó con sus anécdotas profesionales (famoso médico de digestivo, hoy ya jubilado) conta
das con  su proverbial simpatía.
  
El día fue corto, muy corto, inmensamente corto; el acto pasa a engrosar la mochila de mi vida como uno de los más bellos y hermosos recuerdos
 
Gracias, muchas gracias a todos los asistentes y en especial a Pepe y Pili, inigualables personas; su proceder en la vida es la mejor herencia que dejan a sus hijos, nietos y al biznieto Lorenzo - recién llegado- así como al resto de la familia.
 
Que nuestros descendientes conserven el inigualable patrimonio de la unión y el cariño familiar que nos  enseñaron nuestros antepasados y nosotros hemos continuado. No dudo que así será.








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