lunes, 21 de diciembre de 2009

El Dr. Fernández

José Fernández Rodríguez es oriundo de las tierras de la Sacra Caldelas por parte materna y por parte paterna de las tierras de Ribas del Sil, en la provincia de Lugo. A su padre José Fernández Lamas y a su madre Dolores Rodríguez González rindo un recuerdo lleno de agradecimiento.

Pepe, para la familia y los amigos, nació en Cuba en la decáda de los años veinte, del siglo pasado.Estudio bachillerato en Orense,ciudad en la que reside desde niño. Posteriormente se trasladó a Santiago de Compostela para cursar la carrera de Medicina, la cual finalizó brillantemente. Hizo las milicias universitarias en Monte la Reina y como alférez fue destinado a Roncesvalles.

Terminados los deberes militares, se traslada a Madrid para especializarse en aparato digestivo en el Hospital San Carlos, bajo la tutela del insigne Profesor Dn. Carlos Jiménez Díaz y el famoso Dr. Mogena. Concluida la especialidad regresa a Orense y empieza a ejercer su profesión. Recuerdo su consulta en la calle Lamas Carvajal y posteriormente en la Rua do Paseo .

Los aciertos en los diagnósticos y la curación de sus enfermos, fueron el inequívoco testimonio que le lleva a la fama, la cual, difícil tarea, mantiene durante sus largos cincuenta años de ejercicio profesional. Su nombre traspasa las fronteras gallegas y en las grandes ciudades Españolas,en los círculos Médicos, conocían y sabían del prestigio del Dr. Fernández. Congresos, seminarios y publicaciones, tanto en España como en el extranjero, le distinguieron como colaborador de lujo, por sus brillantes intervenciones.

Ricos, pobres, políticos, intelectuales, aldeanos e indigentes acudían a su consulta y eran tratados con el mismo rigor científico y la misma calidad humana.

Fue Presidente de la Academia Médico Quirurgica de Orense y vocal representante de Galicia, en la Sociedad española de Patología Digestiva y de la Nutrición, así como Jefe del servicio de aparato digestivo del Hospital de Orense.

Trabajador incansable, estudioso, honrado, justo, caritativo e indulgente, son unas cuantas de las virtudes que le han distinguido como hombre y como médico y que le siguen acompañando en su actual situación de jubilado. La grandeza humana de su mujer Pilar Seara Conde, que vivió y vive dedicada al noble papel de esposa y madre con ejemplar amor y dedicación, le ayudó a conquistar el gran nombre que solo conquistan los elegidos.

Es padre de seis hijos y abuelo de nueve nietos. Todos ellos, pueden sentirse orgullosos de la herencia recibida. Patriarca de una larga familia y siempre dispuesto para ayudar moral y materialmente a los menesterosos.

Presidente de la veterana sociedad recreativa y cultural "El Liceo de Ourense", hoy, es socio de honor y retirado de su actividad profesional, se dedica a disfrutar de su familia y de sus amigos.

Como todos los grandes hombres, ha dado más de lo recibido.

Gracias, muchas gracias, Dr. Fernández.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Florencio de Arboiro

De Florencio de Arboiro han escrito, mucho y bien, brillantes plumas, entre las que se encuentran la de Torrente Ballester, Basilio Losada y Olegario Sotelo Blanco; la mayor parte de ellas, analizan la obra de este gran escultor, antropólogo y etnógrafo.

Yo, con mi pluma que no tiene ni la categoría de humilde, me dispongo a escribir sucíntamente sobre Florencio Martínez Vázquez, el hombre, sus ancestros recientes, mis vivencias con él y los suyos.

Nacimos en Arboiro en la década de los cuarenta del pasado siglo, siendo Florencio cuatro años más joven. Eran tiempos difíciles, tiempos posteriores a la fraticida guerra civil en los que aún quedaban los rescoldos del odio y de las rencillas pueblerinas que de una u otra forma afectaron a nuestras respectivas familias.

Florencio es hijo de Rodrigo Martínez y Avelina Vázquez. Sus abuelos paternos eran Florencio Martínez "O Taboada" y Gumersinda, naturales de Vimieiro al igual que su padre. O Taboada era un hombre muy conocido, que alternaba sus labores agrícolas con su oficio de molinero; su gran y cuidado mostacho, así como su elegante sombrero, le distinguían y le conferían una prestancia especial. Lo recuerdo en sus visitas a Arboiro montado sobre grandes yeguas ataviadas con elegantes monturas. Asistí a su entierro, acompañando a mi padre, del que era un buen amigo.

Me resulta difícil glosar la dimensión humana de Rodrigo. Su bonhomía lo distinguió como hombre ejemplar, al cual, niños, jóvenes y mayores le rendíamos una especial admiración.

Por parte materna sus abuelos eran Nicanor y Elisa, naturales de Arboiro y Medos respectívamente. Su abuelo era uno de los hombres más conocidos en toda la comarca. Era el MAESTRO que resolvía los más intrincados problemas, siendo un auténtico polifacético. En su taller, conservado por su nieto, pueden verse la cantidad de herramientas utilizadas, la mayor parte construidas por él, para resolver las dificultades que se le presentaban. La fuente y el lavadero de Arboiro es una obra representativa de su ingenio. En la última etapa de su vida se dedicó a la escultura, sin abandonar una de sus grandes aficiones, la caza; era un consumado y renombrado cazador. A primera hora de cada día, se reunía con mi padre, para comentar mútuamente las informaciones dadas la noche anterior por radio Pirinaica y la BBC de Londres.

Elisa y su hija Avelina eran íntimas amigas de mi madre y pasaban largas horas juntas. Las recuerdo con un gran cariño y con la tristeza de haberlas perdido prematuramente. Avelina era una gran conversadora. Añoro nuestras grandes paroladas.

Con los genes heredados, Florencio estaba llamado a ser artista y buena gente y así ha sido. Su obra le define como un gran escultor y su bondad le abandera como hombre irrepetible.

Siguiendo los pasos familiares, nuestra relación viene de la infancia. Recorrimos los mismos caminos, nos calentaba el mismo sol, nos alumbraban las mismas estrellas, nos bañabamos en los mismos pozos o ¡ pozo do Real !, jugábamos a la billarda, al marro, nos revolcábamos en la nieve y hacíamos con ella grandes muñecos y grandes bolas. Fuimos a la misma escuela con el mismo maestro, Dn. José. Espiritualmente trataba de tutelarnos el mismo cura, Dn. Pedro, dominico especial. Florencio dispuso muy pronto de una escopeta de balines, regalo de su tio Maximino; con ella nos hacia disfrutar a todos los niños de la aldea, menos a los pájaros, que poco a poco entendieron que había que alejarse dado el peligro del gran tirador.

La vida nos deparó distintos caminos, pero siempre hemos mantenido esa amistad que nació de niños y que jamás hemos olvidado.

Siempre que hemos podido, nos hemos reunido para disfrutar de los recuerdos y hablar de cosas. Las reuniones que celebrábamos en Madrid, cuando el cumplía el servicio militar en los cuarteles de Campamento, tenían un especial sabor; en ellas, celebradas en el cuartel o en la pensión en la que yo residía, dábamos buena cuenta de roscones, licor café y otras viandas enviadas por nuestras familias.

Florencio se casó con Chelo Feijoo de cuyo matrimonio nacieron sus dos hijos, Almudena y Fito.

Hoy en la recta final de una vida, siempre corta, seguimos reuniéndonos siempre que es posible. El lugar nunca ha importado para sentirnos a gusto, pero he de confesar que las reuniones celebradas en Arboiro, sentados en una mesa, en donde no falta el buen vino cosechado por los dos, sus insuperables sopas de ajo, una buena empanada hecha por Chelo, el lacón preparado por mi mujer Pilar y otros manjares de la tierra entre los que destaca la famosa Bica, nos hacen mucho mas felices.

Nuestro amor por la aldea que nos vio nacer es infinito. El, la inmortalizó y hoy su nombre recorre el mundo de Norte a Sur y de Este a Oeste gracias a la fama adquirida por este hombre que quiso llamarse Arboiro.

Durante los largos años que trabajó como responsable de terapia ocupacional en el psiquiátrico orensano Cabaleiro Goas, convivió con las desgracias y las miserias que la vida depara a muchos seres humanos. A ninguno de ellos les faltó su animo, su afecto y su calor; hoy ya esta jubilado.

Las puertas de su casa se abren de par en par, los gatos con ritos cósmicos se arremolinan en la escalera, los perros alborozados, saltan y ladran avisando a la gente que vive en la aldea, que Florencio Martínez Vázquez ha llegado. Las llamas se vislumbran en su taller, salen del horno de fundir; el escultor también ha llegado. El pueblo se llena de vida. Esta allí quien lo inmortalizó para siempre .

sábado, 20 de junio de 2009

Néstor Rodriguez Artola

Naciste el siete de agosto del año 2008,tienes diez hermosos meses y una vida que deseo larga y feliz.

Tu nombre,según muchos estudios,tiene su origen en la mitología griega concretamente en el rey Néstor que vivió largos años y se distinguió, entre su pueblo ,por ser un hombre muy JUSTO y un gran consejero al que recurrían los hombres ilustres; parece como si los dioses griegos hubiesen querido adornar este nombre con la gran virtud de la justicia ya que tu bisabuelo,llamado Néstor , era conocido en toda la comarca por el sobrenombre de XUSTO por su forma de proceder. Estoy seguro que heredaras esta cualidad tan escasa.

Agradezco profundamente a tu madre Susi y a tu padre Néstor que hayan tenido la generosidad de perpetuar este nombre familiar,tan entrañable, por el que siento verdadera veneración. Has tenido el honor de "abanderarlo" en la cuarta generación y si te es posible seguir perpetuándolo.

Tus características genéticas proceden de nobles regiones Españolas: de la incomparable y alegre Andalucia, del recio y serio País Vasco, del noble pueblo Castellano y de la sentimental y hermosa Galicia. Con esta carta de presentación y con tus virtudes: observador, sociable , precavido, agradecido, cariñoso, respetuoso, receptivo y activo, que día a día afloran en ti, serás un hombre importante y sobre todo buena persona.

Por todo ello este abuelo se adelanta a los tiempos y te nombra "Personaje Ilustre" de la Sacra Caldelas. Desde hoy, corresponderás con tan relevante distinción y las Instituciones Comarcales de mi querida tierra, que es la tuya, se sentirán orgullosas al poder contar con un " famoso " tan singular.

Yo que tuve siempre un sentimiento trágico de la vida , entre otras cosas, porque nadie ha probado que el hombre tenga que ser naturalmente alegre y porque mi destino individual siempre me ha inquietado, he encontrado con tu llegada, la tranquilidad anhelada. Harás más larga mi " existencia " y la de mis antepasados porque se vive y se "existe " en el recuerdo y por el recuerdo.

Me hiciste más cortas las noches y me has abierto las ventanas de un hermoso amanecer ¿ te parece poco ?

GRACIAS ILUSTRE PERSONAJE

jueves, 28 de mayo de 2009

Muiño Do Xusto

Este molino de agua, ubicado en Arboiro, conocido en la comarca por el apodo de nuestra familia "OS XUSTOS", es para mi un inmenso caudal de recuerdos. Desde mi tierna infancia acompañaba a mi padre y a mi tío Gabino a la artesana industria. La honradez era su norma de conducta puesta de manifiesto en toda su trayectoria vital.

Inaugurado en 1898 por Antonio González González y su yerno José Rodríguez Vázquez, abuelo y padre de Néstor Rodríguez González, el cual ejerció su profesión de molinero desde el año 1910, con catorce años, hasta 1986, fecha de su fallecimiento; su hermano y el marido de su hija Josefina fueron sus colaboradores en distintos y puntuales momentos de su larga profesión.

Durante estos años se realizaron varias obras de modernización: la implantación de un nuevo piso -tiene dos-, la instalación de la peneira, la construcción del tanque del agua, la sustitución de las piedras del país por las modernas francesas y la puesta en servicio de un sistema elevador de las muelas, único en toda la zona, muestra del ingenio de mi padre.

Hoy sigue en pié gracias a las obras que periódicamente realizamos, con la incertidumbre de su futura existencia.

Deseo que mis herederos entiendan lo que representó para toda nuestra familia y sigan conservándolo como muestra de un noble oficio ejercido por sus antepasados.

Me entristece ver como estas joyas rurales, con un valor antropológico incalculable, vayan desapareciendo por los vaivenes y circunstancias familiares y que ningún organismo oficial lleve a cabo la restauración de estos legados culturales irrepetibles. Escribió John Berger en la Trilogía de sus fatigas: si perdemos la memoria se elimina la esencia del ser humano.

Los gobernantes que no son capaces de conservar y fomentar la cultura de su pueblo son los responsables de empobrecerlo.

El desamparo y el olvido es la cruda realidad a la que mi tierra sigue abonada. Sólo la ingente, brillante y solitaria labor realizada por Olegario Sotelo Blanco y Florencio de Arboiro, será garante de que la forma de vida, en el medio rural de mi comarca, quede inmortalizada en sus libros y museos.

El murmullo del agua impactando en el rodicio, el runruneo de las piedras, su pica, el tac tac de la peneira, la maquila, la imagen de mi padre enfariñada, la lumbre que nos calentaba en invierno, viejos y niños, mozos y mozas esperando la molienda, narraciones de lobos, de meigas y de amor, con la calma de los que sabían y podían disfrutar de la libertad, me "trasladan" día a día, con una añoranza infinita, a mi sagrado molino.

martes, 17 de febrero de 2009

ARBOIRO SE MUERE

Desde mi humilde condición de hombre de a pie, quiero rendir un homenaje cargado de melancolía a mi Arboiro natal.Un homenaje a todos los que allí nacieron y sobre todo a los que se han visto forzados a vivir lejos de sus raíces.

Arboiro se muere, casas deshabitadas, caminos, corredoiras, prados y barbechos, convertidos en bosques intransitables, son el fiel testimonio de su inminente desaparición.
Los profetas del bienestar y del desarrollo hicieron creer que era necesario emigrar para encontrar la tierra prometida y encontraron largas jornadas laborables de duros y penosos trabajos. A los que mejor les salió la promesa, han conseguido un habitáculo hipotecado durante largos años; viven entre colmenas de hormigón recordando el olor de los robledales, el calor de familiares y vecinos, los chasquidos de la leña que ardía en la lareira y la serena libertad de que gozaban. La resignación es su inseparable compañera de viaje. Son entes solitarios sufriendo el desbastador avance de un volcán en constante erupción.
Esos profetas, han conseguido que mi aldea esté agonizando porque los trabajos y esfuerzos de nuestros ancestros, no han tenido continuidad por no haber realizado una transformación progresiva y racional del medio rural que hoy pudiese convivir con centros de ocio en un lugar incomparable.
Sorprende ver como muchos gobiernos y empresas de otros países tratan de comprar tierras en distintos lugares del planeta, para convertirlas en despensas de futuro y que nosotros las hayamos abandonado.
Llama la atención oír hablar de ayudas y subvenciones a países en vías de desarrollo y haberse olvidado de las vías de desarrollo de mi querido Arboiro y de mi querida comarca.
Reflexionen sobre los errores cometidos, pongan encima de la mesa el libro del buen hacer y con urgencia, ejecuten la concentración minifundista, planifiquen, promocionen e implanten negocios rentables y duraderos.
No dejen morir a mi pueblo, están a tiempo, que el último habitante, de los cuatro que quedan, pueda ser amortajado y enterrado por sus familias y vecinos como siempre ha sucedido.